En los últimos tiempos, algunos insignes periodistas se han afanado en deslizar que el Real Madrid ya no es lo que era, ya no lo adorna ese hábito llamado señorío que tanto le había costado conseguir a próceres del madridismo como Don Santiago Bernabéu. Esto no es lo peor, incluso hay aficionados madridistas, (el resto no cuentan), que se creen ese discurso y que andan todo el día dando la matraca con aquello de que el equipo merengue ha perdido el cariño que antaño se le tenía, por mor de haberse dejado por el camino esa tan ilustre virtud.
Pues bien, esto del señorío perdido por el Real Madrid no deja de ser una de esas mentiras que se instalan en el mundo del fútbol, que a fuerza de repetirse se quieren convertir en verdad, como que el equipo que lleva en su segunda equipación la bandera de la Corona de Aragón es un equipo de cantera, o que el Atlético de Madrid es el equipo representativo de las capas más bajas de la sociedad, pero nada más lejos de la realidad.
Don Santiago Bernabéu pregonaba un estilo que dista mucho de ser el “señorío” al que se refieren estos nuevos inquisidores de las buenas maneras balompédicas. Señorío es, como dijo Mouriño y ratificó Florentino Pérez, morir en el campo.
Y es que no hay que confundir, señores, servilismo con señorío. No se puede colegir que el Real Madrid ha dejado de ser un club señor y ha perdido el cariño de muchas aficiones por el hecho de que sea pitado en ciertos campos. Sinceramente, hay campos en los que es un honor que te piten. Ser pitado en campos donde la palabra “español” se utiliza como insulto es solamente una pequeña muestra de que, en muchas ocasiones, los pitos e insultos retratan al que los profiere y no al que los recibe. Se pita al que da miedo, al temido, al que es considerado históricamente por todos como el mejor club del mundo.
Creo que el Real Madrid debería aplicar aquella máxima quijotesca: “¿ladran Sancho? Señal de que cabalgamos”. Hala Madrid!
0 comentarios